La justificación para el presidente de EE.UU. es la protección de los trabajadores estadounidenses, que conviven con un mercado laboral desplomado con el impacto de la pandemia de Covid-19. En mayo, el paro en EE.UU. estaba en el 13,3%, después de que casi tocara el 15% en el mes anterior. Antes de la crisis, había estado un año por debajo del 4%.
La orden ejecutiva afecta a los visados H1-B (muy habituales para trabajadores cualificados), H4 (cónyuges y dependientes de trabajadores con visa H1-B), L (expatriados) y la mayoría de las J (intercambio) y H2-B (trabajos temporales para cuando hay falta de mano de obra). Hay excepciones para trabajadores del campo, algunos sanitarios y quienes vienen a cuidar niños como ‘au pair’.
Según los datos de la Administración Trump, los cambios liberarán 525.000 puestos de trabajo. Muchas empresas de EE.UU. -como las grandes tecnológicas- habían pedido a Trump que no tomara una decisión que consideran perjudicial para la economía. En un momento de paro alto, sin embargo, es muy popular: el 65% de los estadounidenses estaban a favor de congelar casi todas las vías de inmigración durante la pandemia.