Putin presenta al Parlamento unas enmiendas constitucionales de marcado carácter conservador

La nueva Constitución que el presidente, Vladímir Putin, se propone sacar adelante mediante la aprobación de una veintena de enmiendas tendrá un marcado carácter conservador. Según el texto presentado por Putin el lunes a la Duma (Cámara Baja del Parlamento ruso), el paquete de modificaciones a la Carta Magna incluye el reconocimiento de que el matrimonio podrá legalizarse solamente como unión entre un hombre y una mujer.

Las enmiendas que el máximo dirigente ruso promueve, tras ser discutidas por un pintoresco «grupo de trabajo» en donde hay nada más que una quincena de juristas y muchas estrellas del deporte y el mundo del espectáculo, introduce además el concepto de Dios en la Constitución pese a reconocer en su artículo 14 que Rusia es un «Estado laico». Además, en el artículo 28 deja a los ciudadanos completa libertad de credo y también la posibilidad de no profesar ninguna religión.

«La Federación Rusa (…) conserva la memoria de sus antepasados, que nos transmitieron sus ideales y la fe en Dios», reza la enmienda remitida por Putin a la Cámara Baja. La idea de incluir a Dios en la Carta Magna partió de Kiril, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa.

El matrimonio, solo heterosexual
También la jerarquía eclesiástica ha inspirado la enmienda a la Ley Fundamental en cuanto a que un matrimonio pueda ser sólo heterosexual, aunque formalmente fue presentada por una diputada y emana de la idea negativa que el jefe del Kremlin y su régimen tienen de la homosexualidad. El mes pasado, cuando el asunto fue discutido en el «grupo de trabajo», Putin dio a entender que no hace falta que la naturaleza de lo que, según él, debe ser un matrimonio quede reflejado en la Constitución, ya que, aseguró «mientras yo sea presidente, en Rusia nunca se legalizarán las uniones entre personas del mismo sexo». «No habrá progenitor uno y progenitor dos, habrá papá y mamá», recalcó.

Otra enmienda incluida en el paquete remitido el lunes a la Duma habla de la «prohibición de ceder territorio a un país extranjero», iniciativa que partió del actor ruso, Vladímir Mashkov, conocido por sus posicionamientos nacionalistas. Tal modificación tiene como objetivo blindar la soberanía rusa sobre la península de Crimea y sobre las islas Kuriles, territorios reivindicados respectivamente por Ucrania y Japón. Atañe también a Kaliningrado, la antigua Prusia Oriental, aunque en este caso Alemania no ha solicitado su devolución.

Otra enmienda que ha levantado cierta polémica, incluso en el seno del Tribunal Constitucional, es la que hace referencia a Rusia como sucesora jurídica de la desaparecida Unión Soviética. Putin ha querido también cerrar el paso a lo que considera una ola de revisionismo sobre el papel de la URSS en la II Guerra Mundial con un artículo que defiende la «verdad histórica». El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró hoy que todas estas enmiendas «han superado el análisis jurídico de los expertos».

Reforzar poderes
Sin embargo, a juicio de la oposición, el verdadero objetivo de Putin con la actual reforma constitucional consiste en reforzar los poderes del presidente en detrimento del Gobierno y poner bajo su control los tribunales Constitucional y Supremo. Aún no está del todo claro qué prerrogativas tendrá el nuevo Consejo de Estado, un estamento que actualmente es meramente consultivo, pero que podría ver aumentadas sus atribuciones.

Se prevé también limitar el número de mandatos presidenciales a dos y fijar en la Carta Magna la obligación de actualizar cada año las pensiones y el salario mínimo, artículos que parecen señuelos para lograr que la población acuda a las urnas el próximo 22 de abril para ratificar las enmiendas en una consulta popular que no es necesaria. Ninguno de los cambios propuestos afectan a los títulos 1,2 y 9 de la Ley Fundamental, cuya modificación sí hubiese requerido un referéndum en toda regla, además de la formación de una Asamblea Constituyente, y no una simple votación «plebiscitaría», como la ha llamado Putin.

Las enmiendas deberán pasar por la Duma con mayoría cualificada, en segunda lectura el próximo 10 de marzo y con no menos de los dos tercios de la Cámara, y después por el Consejo de la Federación, también con mayoría cualificada. Las asambleas legislativas regionales también deberán aprobarlas, antes de la votación del 22 de abril. Tras lo cual, si recibe el apoyo de más del 50% de los que acudan a las urnas, El jefe del Estado procederá a firmar los cambios introducidos.

Esta reforma fue anunciada por Putin el pasado 15 de enero en su discurso anual sobre el estado de la Nación, el mismo día que dimitió el Gobierno en pleno. Las enmiendas fueron aprobadas en primera lectura en la Duma el pasado 23 de enero.