y que sobrevivieron tras pasar años de cautiverio. Mientras que muchos de los niños fueron obligados a combatir como pequeños soldados en nombre de la organización terrorista, las niñas fueron utilizadas como esclavas sexuales. Ahora, arrastrarán heridas que serán difíciles, por no decir imposibles, de sanar. Así se desprende del informe «Legacy of Terror: The Plight of Yezidi Child Survivors of ISIS» (El legado del terror: la situación de los niños sobrevivientes yazidíes de ISIS), presentado por Amnistía Internacional (AI), que describe como entre 2014 y 2017 el autodenominado Estado Islámico perpetró crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y lo que la ONU describe como genocidio contra la comunidad yazidí de Irak.
Muchos niños y niñas sobrevivieron, pero ahora sufren, según AI, lesiones permanentes, enfermedades, discapacidades físicas tan graves como la pérdida de brazos o piernas y, sobre todo, serios problemas de salud mental, como trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión. Además, muchos no encontraron apoyo psicológico, emocional o económico tras haber sido liberados de su cautiverio, ya que sus familias no contaban con los recursos necesarios para asistirlos y, por el contrario, muchas veces acabaron aislándolos.
Amnistía Internacional concluyó además que, en su mayor parte, los servicios y programas existentes para sobrevivientes de violencia sexual han desatendido a las niñas. «Estas niñas han sido sometidas sistemáticamente al horror de vivir bajo el Estado Islámico, y ahora están siendo abandonadas a su suerte. Se les debe dar el apoyo que tanto necesitan para rehacer su vida como parte del futuro de la comunidad yazidí», declaró Matt Wells, director adjunto de Respuesta a las Crisis para Cuestiones Temáticas de Amnistía Internacional.
Cientos de bebés de mujeres y niñas violadas
Las mujeres y niñas violadas dieron a luz a cientos de bebés, de los que muchas fueron separadas por no ser aceptados a su regreso a la comunidad. «Quiero decirle a nuestra comunidad y a todas las personas del mundo que por favor nos acepten, que acepten a nuestros hijos… Yo no quería tener un hijo de esa gente. Me obligaron a tenerlo. Jamás solicitaría reunirme con su padre, pero necesito reunirme con mi hijo», pidió una joven de 22 años.
«Aunque la pesadilla de su pasado ha quedado atrás, estos niños y niñas continúan teniendo dificultades. Tras soportar los horrores de la guerra a una edad extremadamente temprana, ahora necesitan el apoyo urgente de las autoridades nacionales iraquíes y de la comunidad internacional para construir su futuro», manifestó Wells, quien añadió que «estos sobrevivientes de crímenes atroces se enfrentan ahora a un legado de terror. En los próximos años se debe dar prioridad a su salud física y mental para que puedan reintegrarse plenamente en su familia y su comunidad».