La pandemia de coronavirus continúa desatada en Estados Unidos

La pandemia de Covid-19 gana terreno en EE.UU. y tumba récords a ritmo vertiginoso. Este jueves, se superó el umbral de 75.000 nuevos casos, una cifra demoledora. En un solo día, EE.UU. acumuló casi al 30% de los 260.000 casos registrados en España desde el comienzo de la crisis. El tamaño de su población (330 millones de estadounidenses frente a 47 millones de españoles) no explica la diferencia: el número de nuevos casos por millón de habitantes en un día fue de 232 en EE.UU., mientras que España, que vive un repunte, llegó a 29.

La propagación de la pandemia en EE.UU. se ha disparado en las últimas semanas. El jueves fue la undécima vez que se batió el récord de casos, que había sido registrado por última vez hace una semana, el pasado viernes, con algo más de 68.000 nuevas infecciones.

Desde la última semana del mes pasado, el país ha visto duplicada su cifra de nuevos contagios diarios. En marzo y abril, los casos se dispararon sobre todo por la gran incidencia de la pandemia en la zona metropolitana de Nueva York. Ahora crece con fuerza en diferentes partes del país, pero con especial incidencia en estados del Sur y del Oeste.

El estado más afectado en estos momentos es Florida, al que ya llaman «la Wuhan de EE.UU.», en referencia a la ciudad china donde se originó la pandemia. El estado sureño sobrepasa ya de manera rutinaria los diez mil nuevos casos al día. Y es la prueba de que el aumento de casos vendría acompañado de un aumento de los fallecimientos, de cuya caída sostenida ha alardeado Donald Trump en las últimas semanas, pero que ahora empieza a repuntar.

Ayer fue el cuarto día consecutivo en el que Florida registraba más de cien muertos (128 en el último dato). En la víspera, también se batió el récord en Texas, otro de los estados más afectados, y en Carolina del Sur. Otros siete estados -Alabama, Arizona, Hawai, idaho, Montana, Oregón y Utah- han batido su número diario de muertos en la última semana.

Apuesta por la mascarilla
El empeoramiento de la situación en EE.UU. está provocando que se generaliza el uso y la obligación de llevar mascarilla, un elemento de protección que se convirtió en parte de la batalla ideológica de EE.UU. (muchos republicanos están en contra). La resistencia de algunos sectores se ha debilitado en las últimas semanas: Donald Trump, que no la había utilizado en público en toda la crisis, se la puso por primera vez la semana pasada ante la presión de la opinión pública y de muchos líderes republicanos.

Ahora, la mascarilla es obligatoria si no se puede mantener la distancia en la mitad de los estados del país y hay llamamientos para que se imponga en todo el país. Así lo pidió Larry Hogan, gobernador republicano de Maryland, en la misma línea que otros gobernadores demócratas, como el neoyorquino Andrew Cuomo, en el pasado.

Mientras tanto, algunas grandes cadenas comerciales han dado el paso de exigir la mascarilla en sus establecimientos. Desde Walmart, el gigante de los supermercados, a las redes de farmacias CVS o las tiendas para el hogar Home Depot, se exige su uso para poder comprar.