Identificada otra vía para fortalecer al sistema inmune frente al cáncer

Una nueva estrategia de inmunoterapia frente al cáncer, basada en la transferencia de un tipo de células inmunitarias modificadas genéticamente para potenciar su capacidad proliferativa y antitumoral, pemitirá avanzar en el uso de la inmunoterapia en cáncer, según los resultados de uninvestigación del Cima Universidad de Navarra publicada en Frontiers in Immunology.

La estrategia se basa en la combinación de terapia génica y de terapia celular adoptiva han logrado en modelos animales reducir y retrasar el crecimiento del tipo de cáncer de piel e hígado más frecuentes, el melanoma y el hepatocarcinoma, respectivamente.

Además de las conocidas CAR-T, hay otro tipo de terapia celular que se basa en el uso de linfocitos infiltrantes de tumor (TIL, por sus siglas en inglés), células inmunitarias que se encuentran de forma natural en el tumor del paciente.

Esta estrategia ha resultado eficaz en un número significativo de pacientes con cáncer

La estrategia consiste en seleccionar en el laboratorio los TIL que mejor reconozcan al tumor, expandirlos y, después de ser activados, se infunden de nuevo en el paciente. «Esta estrategia ha resultado eficaz en un número significativo de pacientes con cáncer».

No obstante, a largo plazo, sus beneficios se han visto comprometidos por el microambiente tumoral, ya que la hostilidad de este entorno provoca que las células TIL transferidas se agoten y dejen de funcionar», señala Juan José Lasarte, uno de los autores principales del estudio.

La investigación propone esta terapia avanzada como potencial estrategia de inmunoterapia para tratar varios tumores

A su vez, se ha comprobado en varios tumores que su crecimiento y supervivencia están vinculados a la expresión aberrante de una red de proteínas implicadas en la comunicación intercelular, algo esencial para el crecimiento y funcionamiento normal de las células. En concreto, la activación de una de ellas llamada receptor de factor de crecimiento epidérmico (EGFR, por sus siglas en inglés) regula procesos como la proliferación, migración, invasión y muerte celular.

De izquierda a derecha, de delante a atrás: Teresa Lozano, Juan José Lasarte, Flor Navarro, Celia Martín, Marta Gorraiz, Pablo Sarobe, Sandra Hervás y Aritz Lasarte. – Archivo

En este estudio se seleccionaron los linfocitos T citotóxicos o CD8 específicos del tumor. A estas células, cuyo papel es fundamental en la eliminación del tumor, las modificaron genéticamente en el laboratorio para que expresaran el receptor EGFR y poder beneficiarse de su función estimuladora del crecimiento y diferenciación celular.

«En el laboratorio empleamos un retrovirus como vector para introducir en las células T CD8 el material genético para que expresen EGFR. Al infundirlos en los modelos de ratón con melanoma o con hepatocarcinoma, observamos que las células inmunitarias ‘potenciadas’ lograban proliferar mejor y mejorar su efecto antitumoral», explica Teresa Lozano, primera autora del artículo.

«Nuestros resultados sugieren que la modificación genética de las células T CD8, de origen tanto sanas como exhaustas, para expresar EGFR podría considerarse en estrategias inmunoterapéuticas basadas en la transferencia adoptiva de células T antitumorales contra varios tipos de cánceres», proponen los investigadores.